La Guerra del Fuego: parte 8

Flashback:

Seguimos con la historia de cómo los erizos Shadow y Amy fueron sorprendidos y capturados por 2 grandes aves de presa que provenían  de un lugar desconocido, en ese momento estaban contando en cómo fue que llegaron y que les hicieron esas aves malvadas. Ya era casi de mañana cuando Shadow comenzó a reaccionar.

-¿Qué… que paso? – Fue lo que pensó Shadow cuando se despertaba desde que se desmayó - ¿Cómo… es que estoy vivo?

Shadow veía borroso ya que aún se sentía adolorido de la cabeza y la garganta, lo único  que podía ver era el suelo se movía rápido, también muy lejos de él  y sentía el viento en su piel. Después de unos minutos alzo la cabeza y miro a su derecha y vio a Amy que seguía inconsciente bocabajo con grandes garras agarrándola desde los brazos y el tórax. Pronto ella se despertaba con un gran dolor de cabeza y garganta.

-¿Shadow? – Dijo Amy con voz rasposa - ¿estas ahí?, ¿estamos vivos? – Quería voltear a ver a su compañero pero por su confusión y su estado débil no pudo levantar mucho su cabeza - ¿Dónde estamos?

En ese momento las rapaces escucharon que los erizos estaban despiertos y hablando. Entonces la águila negra, Brea, bajo la mirada para ver a sus prisioneros.

-hasta que por fin despertaron  - dijo Brea con una sonrisa melosa - ¿durmieron bien? – dijo ella con un tono empalagoso

Cuando el par de erizos escucharon su voz, levantaron sus cabezas lentamente para mirar a los rapaces, cuando vieron la cara de la águila negra se disgustaron al instante, Amy estaba asustada y Shadow estaba muy molesto, no se tomaron las molestias en contestarle.

-tomaré eso como un no – dijo la águila negra – en verdad que lo siento mucho – dijo con una sonrisa y una voz con sarcasmo

-¡yo no! – dijo el compañero de Brea Hutch el halcón, su amiga lo miro con una cara de molestia por su comentario

-fue un sarcasmo, pedazo de tonto – le dijo Brea a Hutch – claro que no siento pena por ellos

-oye, yo no tengo la culpa de ser más honesto que tu – le respondió Hutch con una sonrisa maliciosa, Brea frunció el ceño, sabía que era verdad.

-pues yo no perdí el libro que se suponía que llevaríamos a la jefa – Brea le hizo quitar la sonrisa de su cara.

-pues de no haberlo hecho, no hubiéramos dado con estos erizos – dijo el halcón.

-porque fue muy fácil de verlos – dijo Brea - ¿pues qué clase de "Bestias Estúpidas" estarían fuera en un lugar tan abierto?, parece que querían que los atraparan – dijo esto mirando a Shadow y a Amy.

Al escuchar esto Shadow se molesto aún mas, Amy empezaba a cambiar su miedo por enojo, a ellos no les gustaba para nada el carácter desagradable de esos pájaros, sobre todo que les llamaron "Bestias Estúpidas", eso fue lo que le irritó más a la eriza rosada.

-¡oye!, ¡¿quién te crees para llamarnos así?! – Amy le grito a el águila, el halcón Hutch escucho lo que dijo ella.

-¡CIERRA EL MALDITO HOCICO, ASQUEROSA BOLA DE PELOS! – Hutch le grito justo en la cara de Amy.

Los erizos se quedaron boquiabiertos por el insulto que dijo el halcón, incluso Shadow se sintió ofendido, nadie en la vida le había dicho eso a Amy y menos frente a ella, para Shadow esa fue la gota que derramó el vaso.

-¡Eres un maldito infeliz! – Dijo Shadow que ahora estaba sumamente enfadado, cuando lo escuchó el halcón, clavó sus garras en las  costillas de Shadow - ¡Aaaahhh! – gritó Shadow del dolor, la presión fue muy fuerte incluso para el erizo negro.

-¿Cómo estuvo eso que hice, Brea? – preguntó Hutch a su compañera negra

-fue increíble – dijo Brea halagando a su amigo – eso enfurece a cualquier bestia

Cuando Shadow se recuperó del apretón que le dieron, el empezó a forcejear en un intento de ser soltado, Amy también lo hizo, a los 2 no les importaba caer desde mil metros de altura para ser libres de aquellas aves, claro que a los pájaros no les gustaba lo que hacían.

-creo que ya estuvieron despiertos un buen rato – dijo Brea – hay que dormirlos

Pronto las rapaces clavaron sus garras en los 2 lados de sus cuellos y cayeron inconscientes otra vez. Cuando se despertaron vieron que el ambiente a su alrededor era muy diferente, suelo era de colinas y montañas, algunas no superaban los 100 metros de altura con pinos no muy grandes, pero otras elevaciones sobrepasaban los 5000 metros y estaban cubiertas de nieve blanca y el viento era sumamente frio.

-¿a qué lugar nos habrán traído? – Pensó Shadow – esto no me parece para nada familiar

Las rapaces seguían su vuelo, algo no andaba bien y Shadow lo sabía pero no podía hacer ninguna pregunta sin que los lastimaran a él o a Amy. En el transcurso del viaje el erizo negro comenzaba a sentir una energía muy extraña, intentaba descifrar que era pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Brea les habló a los erizos.

-ya estamos muy cerca – dijo la águila mirando al frente – si fuera ustedes bajaría la cabeza con las orejas para atrás – para los erizos era degradante, hacer eso sería una señal de sumisión hacia las rapaces, pero no tenían opción.

Pronto llegaron a una cueva en una montaña, dentro de la caverna estaba iluminada por antorchas encendidas ya que era sumamente oscuro. Entraron luego por una gran cámara de la cueva, adentro había no solo antorchas para la iluminación, al fondo de la cámara había más de 600 mamíferos de casi todas las clases y todos jóvenes, sobre ellos estaban en las perchas y estalagmitas miles de aves de presa todas diferentes en especies y tamaños.

Todos los que estaban ahí, incluso los mamíferos miraban de manera extraña a Shadow y a Amy, ya que ellos eran muy coloridos a comparación de los que estaban a su alrededor, habían erizos como ellos solo que eran marrones o grises incluso algunos de ellos se confundían muy bien con las rocas de la cueva, entre todos ellos había un murciélago en particular que los miraba con mucha atención, parecido a Rouge pero de color gris oscuro  del alto de Vector y de ojos azules. La pareja también miro a su alrededor y notó algo que estaba al frente de donde estaban a unos 20 metros en una percha, había  una silla de piedra cubierta de huesos, tenía un asiento de lana para sentarse.
   
Unos minutos después, aparecieron en la cueva 3 águilas más grandes que las que estaban alrededor, 2 aves se posaron a ambos lados de la silla y la más grande se paró en lo que al parecer era su trono, era una gran Águila Come-monos. Miro a los mamíferos del suelo y pronto se fijo en el erizo negro y en la eriza rosada, ella sonrió y finalmente se presentó.

-Mi nombre es Serah – dijo el águila con la mirada al frente y orgullosa – líder y general de Los Salvadores… les hemos traído aquí para que nos ayuden en una buena causa. El mundo está siendo invadido por fuerzas malignas y como grandes aves rapaces tenemos el deber de salvarlo, pero como no podemos hacerlo solos, necesitamos la ayuda indiscutible de ustedes los mamíferos… su deber en esta misión será dividido en grupos, algunos serán mineros, otros serán joyeros y otros ayudaran a algunos de nosotros... pero será mañana, ya se hizo de noche, por ahora serán enviados  a sus "nidos". No se preocupen no les pasará nada malo – dijo esto último con una sonrisa.

Los 600 jóvenes fueron divididos en grupos de 100, el grupo en el que estaban Shadow y Amy fue llevado a un túnel que conectaba a otra cámara más  profunda y de techo más bajo, en ambos lados de las paredes de ese lugar habían unas celdas con números en la parte superior, el suelo de esas celdas habían un "nido" en el suelo que bajaba hasta las rodillas, los nidos estaban recubiertos de una gruesa capa de musgo suave de árbol. Amy había entrado a la celda número 24, Shadow estaba a una celda al lado de ella con el número 23.

Las celdas eran muy pequeñas, solo eran un poco más amplios que los que agujeros, y estos eran lo que el tamaño de los erizos, ni más ni menos. Amy estaba dentro de su celda. Estaba frente su nido, solo miraba el espacio pequeño cerrado por una pared de la cueva en el fondo y de los lados eran 2 grandes láminas de 3 metros de alto y 2 cm de espesor. De repente Amy escucho que una voz le habla, era un halcón peregrino que le dio un simple pan de melón recién hecho, pero como Amy estaba embarazada, no sería suficiente para ella.

-¿esto es todo? – Preguntó ella pero el pájaro solo la ignoró y siguió avanzando a la siguiente celda, no sin antes cerrar la puerta de barrotes - ¡que modales! – pensó para sus adentros, pero no le serviría de nada, así que comió su pan de pie.

Luego ella se acostó con mucho cuidado en su nido, era cómodo por el musgo pero no ayudaba mantener el calor, el ambiente era frio y con las paredes de metal lo era aun más. Las aves habían apagado las antorchas para dormir, pero ella no podía descansar, tenía miedo de lo que les iba a pasar, luego escuchó que alguien la llamaba, era Shadow que estaba justo a su lado izquierdo, los 2 tenían las orejas casi pegadas al metal que los separaba.

-Amy – dijo Shadow en voz baja para no llamar la atención - ¿estás bien?

-sí, eso creo – contesto ella - ¿pero qué hay de ti?, ¿Por qué no usaste tus poderes? – Shadow hizo una pausa de 5 minutos, no quería hablar de ello pero se lo tenía que decir.

-no puedo – dijo el – simplemente no puedo – Amy no le creía al principio pero dejo que Shadow continuara – no sé cómo explicarlo, pero hay una energía muy extraña en este lugar que no deja que use mis poderes… es como si esa energía lo bloqueara… intente hacerlo cuando nos bajaron pero mi poder del caos no salía de mis manos y por más que lo hiciera no podía… ya había sentido esa energía cuando nos llevaban volando, y cuando llegamos aquí esa energía se hizo más intensa – Amy estaba muy sorprendida, existía una fuerza que bloqueaba el poder del Caos, era algo impresionante, significaba que estaban indefensos.

-¡Shadow!, ¡¿y entonces que… - Amy quería saber que sucedería pero no pudo terminar de preguntar porque un Águila los escucho y grito que se callara, su compañero sabía que era lo que ella pensaba

-descuida – dijo él para calmar a su pareja – encontraré la forma de salir de aquí, no dejare que te hagan daño… es una promesa – y  lo dijo muy enserio, Amy sonrió

-se que lo vas hacer – dijo ella más tranquila – te amo – su compañero sonrió al escuchar eso.

Entonces por fin pudieron dormir tranquilos, tenían que guardar sus fuerzas para lo que podría venir al día siguiente. Tenían que salir pronto porque en ese lugar pasarían cosas que incluso harían que el más fuerte se sintiera indefenso y sin fuerzas. Pero había una esperanza, ya que el murciélago que vio a los erizos, pudo escuchar de lo  que hablaban y formulaba un plan para escapar que los involucraba a ellos.

CONTINUARA.