la guerra del fuego: parte 1

Era el peor momento en el mundo, sobre todo para los animales que no ponían huevos, tenían pelo por plumas y sin pico, eran a los que llamaban mamíferos o bestias por parte de las grandes aves rapaces, ya que ellas consideraban a los mamíferos como plagas que debían ser erradicadas, plagas que ellos podían comer, sobre todo a los mamíferos, o más bien a 2 mamíferos que se burlaron de ellas y desataron accidentalmente una ola de odio, miedo, sufrimientos y secuestros.

Esta historia comienza en una extraña noche de luna llena, extraña porque en ese momento la luna se estaba bloqueando rápidamente por la tierra, una noche de eclipse lunar o luna roja. En un bosque de ubicación secreta, había 45 casas muy separadas entre ellas como a 100 metros cada una. Lo más raro es que todas estaban suspendidas por 3 árboles cada una con forma ovalada de un buen tamaño para albergar a una familia de 4.

Y en especial en una de esas casas en esa noche de luna roja, una pareja estaba a punto de tener a su primer hijo. Esa pareja eran unos erizos uno negro con rojo y su compañera de color rosa que estaba dando a luz:

-Señor Shadow, usted quédese aquí afuera – le decía el Dr. Lepus al erizo negro – todo saldrá bien y será rápido

-¡pero ella me necesita más ahora que nunca! – decía Shadow con un tono un poco alarmado

-lo sé pero ahora en este momento ella se encuentra en una fase crítica, y con usted aquí se podría alterar mas – le  decía el doctor mientras dejaba al erizo negro fuera del cuarto de donde estaba ella

-tranquilo, voy a estar bien – decía débilmente Amy que estaba acostada en la cama respirando profundamente – además estas alterado, sal del cuarto por un rato – y le sonrió dándole a entender que en verdad saldría bien, Shadow finalmente, no tuvo más opción que salir a esperar.

Ya afuera con la puerta cerrada Shadow se ponía a pensar en varias cosas, estaba con la mirada hacia abajo preocupado con la espalda contra la pared, en verdad estaba preocupado, el sabia que todo saldría bien, pero algo le estaba invadiendo su mente incluso antes de ese momento, algo en verdad serio, trato de calmarse mirando hacia la ventana mirando a la luna que se volvía cada vez mas rojiza  y se sentó en un sillón para pensar en cómo se lo iba a explicar a Amy.

Mientras tanto en el cuarto el Dr. Lepus trabajaba junto con su enfermera, el Dr. Lepus era una liebre macho de color gris que por suerte era también vecino de los erizos y la enfermera era su esposa, una coneja blanca con los ojos rosas bellísima. Estaban ayudando en el proceso de parto que a opinión del doctor lo hacía muy bien para ser primeriza y muy joven (de 18 años de edad).

-bien, puja mas fuerte lo está haciendo muy bien, de hecho terminaremos más rápido de lo que pensé –decía el doctor con tranquilidad, mientras ella hacia lo que decía miro por la ventana por un momento y vio la gran luna que era casi roja y sintió un dolor más fuerte y pujo con más fuerza.

Justo en ese momento la luna era totalmente roja y en un instante la luna volvía a ser blanca cuando se escucho el llanto de un niño, rápidamente Shadow se dirijo a la puerta donde escuchaba el llanto. Estaba a punto de tocar la perilla de la puerta cuando el Doctor Lepus abrió la puerta  con su enfermera:

-muchas felicidades, es niño – dijo feliz Lepus – debe verlo, es una bolita de pelo muy saludable y parecido a usted – entonces le abrió la puerta dejando ver a una eriza muy feliz mirando con ternura a un erizo recién nacido de color negro cubierto por mantas blancas que sostenía en sus brazos, aunque ella seguía acostada por el cansancio.

-bien,  es el momento de retirarnos – dijo Lepus al estar fuera de la casa frente a Shadow

-muchas gracias Doctor – dijo Shadow en un tono sereno – si pudiera darle más por sus servicios

- no importa, me alegra en a ver ayudado – respondió con amabilidad el Dr. Lepus  - además, debes estar con tu familia, ya que me imagino que así estará más tranquilo

-amor, tenemos que irnos – dijo su esposa la enfermera Bonnie – la niñera ya termino de cuidar a nuestros cuatrillizos

- es cierto – dijo Lepus – bien, entonces nos vemos, vecino – y se fueron saltando del puente que conectaba la casa del suelo con una escalera en espiral. Al ser conejos corrían rápidamente o daban saltos  largos y rápidos, que para la opinión de todos él y su esposa eran muy rápidos para ser lepóridos.

Al ver que ellos se alejaban, Shadow entro a su casa, cerró la puerta, suspiró y se fue a ver como estaba Amy con el bebé. Al entrar al cuarto vio que ella se había incorporado más, con su hijo en brazos y se acercó a ellos y se puso a su lado:

-Shadow… es precioso – dijo Amy al ver a Shadow con una cara llena de felicidad y amor - ¿no lo crees?

Entonces Shadow se fijó en su hijo. Era de pelaje de color negro como el ébano con las mismas espinas que su padre pero sin las marcas rojas de el y más cortas, las orejas eran pequeñas y un poquito caídas con los ojitos cerrados y sin el pelo blanco del pecho de Shadow y tenía la piel blanca como la de su madre y no bronceada.

-se parece un poco a mi – dijo Shadow y sonrió un poco, entonces miro que se movía donde estaban sus pies y vio algo curioso, era la patita del bebe pero tenía algo extraño – Amy, ¿Qué tiene en su pie, es un calcetín?, mira... es blanco

Entonces Amy miro donde indicaba Shadow y en efecto su piecito se veía blanco, miro el otro pies que tambien estaba de ese color.

-no, no le puse nada, no me he movido de aquí – negó Amy - ¿crees que sea su color natural?, lo digo porque tienes pelo blanco también

-posiblemente, pero aun así es un poco raro – respondió Shadow – pero se ve muy bien, el doctor dijo que estaba muy sano y al parecer solo son sus dedos – al decir esto él y su amada lo miraron una vez mas

-¿Qué nombre le ponemos? – pregunto Amy mirando al bebé

-no lo sé, no soy bueno en eso de los nombres – dijo Shadow y se puso a pensar

-¿Ángel, Steve, Damián? – decía Amy  tratando de dar ideas a ver si le gustaban

-no, no creo que le queden alguno de esos – dijo Shadow y pensó más profundo - ¿Shard? – entonces Amy negó son la cabeza – claro que no, se escucha muy frio – entonces pensaron por más de 10 minutos hasta que finalmente Amy dijo un nombre:

-¿Qué tal Terios? – dijo ella mirando a Shadow

-¿Terios? – Pregunto Shadow sorprendido - ¿Por qué?

-¿por qué no?, ese nombre significa reflejo – decía ella – después de todo el se parece mucho a ti, y no puedes decir que no

Shadow simplemente la miro con una sonrisa, si era el nombre que a ella le gustaba entonces estaba bien para él, el ya quería simplemente descansar y miro la hora del reloj del escritorio junto a la cama:

-ya es muy tarde son las 11:30 – dijo al ver el reloj y se dirigió a Amy  – será mejor que lleve a Terios  a dormir

-¿tan pronto?, pero si apenas lo tuvimos hace 1 hora – dijo Amy

-ya sé, pero mañana tengo que ir al G.U.N por algo importante y tengo que irme temprano – dijo Shadow y entonces Amy lo miro

-¿puede quedarse por esta noche? – Pregunto ella – además, ya está dormido

-¿Qué?  - dijo  Shadow  sorprendido - ¿Por qué?

- por favor, sería solo por hoy – le explico Amy - es que quiero que los tres estemos juntos – al ver la mirada de Amy Rose vio que lo decía en serio, en parte tenía algo de razón, ellos ya eran una familia, entonces dio un suspiro:

-bueno, está bien – dijo el erizo negro – solo por hoy… pero deja que vaya a tomar un vaso con agua, no tardo – le dio un beso en la frente a Amy y salió de  cuarto

Mientras tanto Amy Rose, que estaba feliz por todo lo que había pasado, acostó con cuidado a su hijo recién nacido en medio de la cama junto a ella, lentamente se acomodo para acostarse junto a él cubriendo a los 2 con la sabana y dormirse. Pero fuera de eso, Shadow estaba fuera del cuarto junto a 3 metros de la puerta otra vez con la espalda contra la pared, la verdad es que algo lo perturbaba demasiado para que se lo contara a Amy, y ahora que Terios nació sería más difícil todavía no solo para ella sino también para él.

Estuvo 5 minutos en sus pensamientos hasta que finalmente se regreso a su cuarto y vio que ellos estaban dormidos, entonces camino silenciosamente para pasar al lado izquierdo de la cama se sentó en la cama para quitarse los zapatos con cuidado, se acostó cubriéndose con la misma sabana que ellos y los miro por un rato y por fin se durmió al darle una pequeña caricia a su hijo en la frente con el ultimo rayo de la luna pasando por su ventana.